domingo, 5 de septiembre de 2010

FIN DE RODAJE

Ya han pasado más de dos años desde que tecleara la primera letra que se convertiría en palabra y esta en guión y el guión en una treintena de personas dando lo mejor de su oficio y conocimiento para crear una película.

“Una película”, un simple entretenimiento, una reflexión, apenas un pensamiento, por el cual otras personas pagarán para obtener el permiso de compartirlo. ¿Ironía o simple capitalismo de industria cultural?. Todo tiene un precio. A todo le ponemos un valor. ¿Mientras más vale, mejor es? ¿ Sí una película la ven millones de personas, eso quiere decir que es buena? ¿ Por qué la cantidad es una cualidad de belleza?. Peor aún: ¿Una película que recauda en dólares es mejor que otra que lo hace en pesos o bolívares? El dólar vale más que el peso, por lo tanto es necesariamente mejor que la que recauda en pesos.

Me juguetean preguntas mientras recorro junto con mi equipo los kilómetros que nos llevan al aeropuerto de Salta para tomar el avión que nos devolverá a casa. Ahora me cruzan imágenes de Angastaco, la ruta del sol feroz, Seclantás, Molinos, el impresionante locro en casa de los carpinteros, los partidos de fútbol, Cafayate, el último día de rodaje de Diana y Mariano y ese abrazo entre lágrimas, la entrega y profesionalismo de todos estos técnicos, el profundo amor por lo que hacemos.

Casi mil días después de aquella primera letra hemos terminado el rodaje. Me siento satisfecho de haberlo logrado junto con todos estos hombres y mujeres que cantan y bailan, guitarra en mano en el pasillo del micro como si el cansancio, el frío sufrido, la tierra respirada, la piel seca por el clima y las ganas de volver a casa que tenemos todos no existieran.

Lo paradójico, es que ninguno de nosotros sabe si hemos hecho una buena película. Por ahora, sólo llevamos cientos de tomas, pequeños pedacitos que comenzarán a formar la historia cuando comencemos con el montaje dentro de veinte días.

La película va consiguiendo su ansiada libertad, se libera de mí, de cada uno de nosotros. Ya no estará más sometida a los “ACCION” o “CORTEN”. Ahora, ella ya tiene forma y empezará a buscarse. Cada fragmento se unirá con otro creando uno nuevo. Y cada vez que alguien lo vea, renacerá, se re significará según quien sea y cómo piense y sienta ese “alguien”.

A partir de ahora ya no importa si la hicimos con poco dinero y poco tiempo, ni las renuncias, ni el clima tan seco, ni el frío, ni la caverna donde filmamos y donde casi no se podía respirar por la tierra y el humo, ni los miedos, ni las inseguridades, ni los enojos, ni las alegrías, ni el amor, el orgullo, el compañerismo…

¿Ya nada importa?. Todo es recuerdo. Nuestro recuerdo. Una pequeña parte de nuestra vida, de cada uno de los treinta y pico de personas que creamos esta película.

El micro atraviesa sinuoso las montañas salteñas, no fue planeado pero por la ventanilla el sol se está escondiendo. Se hace de noche, termina una etapa… comienza otra...

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