Una película es como un rompecabezas gigante. Cientos de piezas, que llamamos planos o tomas, que necesitan ser ubicadas en su mejor sitio para que aparezca la historia que vemos en la pantalla, en el DVD o nos pirateamos tranquilamente de Internet.
Por suerte, la humanidad evolucionó bastante y cuando montamos tenemos una guía, un mapa, que es nuestro ya viejo y “apachuchado” guión.
¡Qué pensamiento más tranquilizador! Sobre todo para alguien como yo que los rompecabezas le parecen sencillamente una mierda.
El primer desengaño del director en esta nueva etapa consiste en darse cuenta que el guión ya no es la película que tiene que armar. Qué ahora, muchas escenas que cuadraban perfectamente en lo literario ya no existen o, simplemente, no funcionan en acción.
Cuando el pobre director está listo para meter la cabeza en el horno y abrir el gas, aparece desde la espesura (donde “espesura” es el comedor de su casa ya que estuvo fuera por el rodaje como dos meses y la mugre se le ha acumulado, a tal punto que ahora le paga el alquiler a un holding de cucarachas poco amistosas y con extrañas conexiones con la mafia rusa. De hecho, hay una con una patita menos y marrón clarita que dice ser la presidenta de un importante club de futbol de la primera división argentina), pero, retomando: … aparece desde la espesura: ¡EL MONTAJISTA!. Algo así como un experto en armar puzzles.
COMO RECONOCER A UN MONTAJISTA
Por lo general son hombres y mujeres extremadamente tranquilos y con una sangre tan helada que con sólo acercar nuestro vaso de whisky ya no hacen falta los cubitos.
Son los únicos tipos capaces de decirle al director frases como: “¡Vaya mierda de planos que tengo para armar esta secuencia!” o “¿A este actor lo elegiste vos o te lo impusieron?”, o esta otra: “¿Por qué no rodaste un plano más cercano?. Yo monto, no hago milagros”. Todo, sin que les importe un pepino que para el mencionado plano no teníamos suficiente tiempo o se largó a llover cuando tenía que hacerse con sol radiante o el actor ese día estaba con resaca, diarrea o lo que sea que siempre tienen los actores antes de una secuencia complicada.
Una vez superado este suave comienzo, el montajista o montador (según el país donde usted resida) se va enamorando de la película y los papeles se invierten: el director es ahora quien quiere hacer desaparecer tal o cual secuencia y el montador el que defiende a capa y espada que no es necesario quitarla. Pero cómo sabe que quien decide es el director, lo mejor para sostener su idea es apelar a argumentos tan contundentes como los siguientes: “¡Si me sacas esa secuencia te dibujo unos anteojos con el filo de este dvd!” o mejor aún y siempre mucho más efectiva: “¿Estás seguro?, ¿Te parece que se entiende?, además sólo nos queda una semana de trabajo para terminarla y no vamos a tener mucho más tiempo para pruebitas" ( Léase “pruebitas” con cierto aire de superioridad y dos gotitas fuertes de cinismo extremo)
Pues sí, mis queridos y, por cierto, pocos seguidores. Apelar a la inseguridad del director no falla casi nunca. ¿Cómo estar seguro si el cambio quedará bien? ¿Cómo saber de antemano que es para mejor y no echará a perder toda la peli?.
Trabajamos como locos pero siempre con la incertidumbre de si lo que hacemos está bien. Lo sabremos recién cuando el público la vea. Lástima que entonces ya no se puede cambiar nada. Se imagina usted a un director en la puerta del cine pidiendo que suspendan la función porque quiere cambiarle una partecita. ¿Imposible verdad?
Nótese que he dicho “público” y no “críticos”, ya que de esa particular especie de la raza humana ya nos ocuparemos a su debido tiempo
FINAL A TODA ORQUESTA
Entre 8 y 12 semanas después, según el dinero que tenga la producción y cual parto cinematográfico, la película esta acabada de montar.
“Bueno”, pensará usted en su infinita inocencia, “ahora a sentarme y ver que hicieron estos tipos”. Pues no. Todavía falta hacer el sonido, la música, la corrección del color para que se vea bien en los cines y finalmente sí tener la copia que se llama “0” o copia “A”. “A” de “¡Ay Dios mío lo que costó hacer esta peli y todavía no cobré un centavo y le debemos plata a todo el mundo y no me la quieren estrenar porque la distribución la manejan los norteamericanos y en la fecha que nos viene bien ponerla estrenan “Rocky 1254”, “Batman contra la tía abuela sicótica de Osama bin Laden” y “Toy Story 69: Buzz y Woody, dos gays en el mundo de los juguetes eróticos”.
Sobre la mesa del comedor veo el rompecabezas que me regalaron hace un par de días. Una foto de unos perritos jugando con una pelota azul. Releo todas estas líneas y por la ventana veo que mi vecino está quemando basura. Por fin encontré algo útil que hacer con el rompecabezas y este par de perros de mierda.
Muy educativo. Felicito al que escribe este blog por el enfoque de como se hace una película.
ResponderEliminarYa era hora de volver a leer las publicaciones del blog! como siempre muy divertido.
ResponderEliminarQue ganas de ver algoo diego!! jaja
abrazo grande
Diego, te felicito por tu peli, por tu blog y por tu enorme sentido del humor. Ni que decir tiene que me muero de envidia al seguir el proceso creativo de tu peli y yo tener mi novela, proyecto de peli, encerrada en el baúl.
ResponderEliminarEspero que lo festejemos cuando estéis en Madrid, un gran abrazo, amigo mío.